martes, 29 de abril de 2014

Software sobre aplicaciones android para logopedas

He encontrado esta entrada sobre aplicaciones para logopedas en este blog "Logopedia Sonia Márquez".

Además de pedirle permiso para comentar en mi blog sobre su entrada y aportar el enlace, que es éste, le he comentado que, al igual que ella, yo también me he sentido desamparado cuando he necesitado aplicaciones para mi materia en Android. Aunque la búsqueda ha sido larga, yo también he conseguido aplicaciones para Física y Química bajo Android. 

Porque no todo va a ser quedarse con iOS (apple) o comprarse un Ipad (algún compañero moverá la cabeza de un lado a otro cuando lea esto, yo me sonrío) a pesar de la infinidad de aplicaciones educativas que tiene el sistema (lo reconozco).

Haciendo una búsqueda en Google Play, no demasiado exhaustiva, hay software para mi materia y muchas otras. Yo he invertido algunos euros en alguna aplicación muy útil, con gran impacto visual para su uso en la pizarra digital. Es un dinero bien empleado, pues en muchos casos es posible ahorrar tiempo en la clase con esas aplicaciones.

Porque no todo va a ser ver vídeos de YouTube o poner pdf en pantalla a través del proyector. 

En próximas entradas iré poniendo los programas que os comento con capturas de pantalla.

Un saludo.

jueves, 24 de abril de 2014

En el día del libro que ha terminado...

Mientras escribo esta entrada veo en el reloj de mi ordenador que pasan 3 minutos de las 12:00 de la noche del día 23 de Abril de 2014, día del libro.

He estado todo el día pensando hacer una entrada en el blog respecto a esto, pero como otras veces, la inspiración llega cuando te quedas sólo, la mente vuela y los recuerdos hacen lo suyo, retornar. Casi no hago la entrada, pero he recordado que la anterior entrada referente a este día la hice el 23 de abril de 2012 (la podéis ver aquí). Vista la fecha, no he querido dejar pasar la oportunidad de comentar lo que viene a continuación.

Empezamos en la visita a la consulta de mi médico.Cuando acabé de contarle lo que me ocurría, mi mirada se paseó por las estanterías de la biblioteca que tenía en su despacho. Reconocí algunos de ellos, pero mi sorpresa fue enorme cuando me encontré con el lomo de la primera novela de ciencia ficción que leí hace ya muchos años, y en la misma edición que aún conservo... en alguna parte de ese agujero negro que es el trastero. Era la novela de Arthur C. Clarke "2001, una odisea espacial". Se lo comenté de inmediato (al médico) y terminamos hablando de nuestros escritores favoritos de ciencia ficción (y no eran los mismos, algo que era de esperar).
Portada de mi edición de la obra

Para un observador ajeno a la situación (como si estuviéramos hablando de un observador inercial en un problema de cinemática, por ejemplo) como podía ser mi mujer, que me acompañaba en la consulta, la conclusión podría haber sido que se nos había ido de foco el tema de la visita (o en otros términos, que se nos había ido la pinza a los dos). Pero la verdad es que gracias a esa conversación, recordé esas lecturas que me acompañaron ya hace muchos años, en horas de lectura robadas al sueño y en calurosas tardes de verano. Pensé en releer libros con los que disfruté infinidad de veces cuando el tiempo discurría más lento y los problemas eran otros. Nada más fácil, sólo tenía que ir a mi archivo de libros (comúnmente llamado trastero, donde van a parar los libros que tenías antes de casarte y que ahora, por la estética doméstica y la decrepitud y deterioro de muchos de ellos, no te atreves a ponerlos a la vista). Esto significaba que tenía que hacer movimiento de masas (cajas, cajas y más cajas). Sin embargo ni con ese firme propósito (que no la capacidad física, pues ese era el motivo de la visita al médico, una fuerte contractura) los libros podían conseguirse, no estaban accesibles porque se encontraban en algún estrato profundo en el trastero, como si fueran restos fósiles de alguna etapa en la prehistoria.

La solución vino de la mano de un libro electrónico, un Kindle de Amazon (parece que es matar moscas a cañonazos, pero ya hacía tiempo que estaba interesado en ellos y no daba el paso necesario para tenerlo, o hacer el gasto, que es lo mismo). Y junto al libro (tardé 5 minutos en comprarlo), horas y horas de trabajar con mi archivo de libros electrónicos (comúnmente llamado disco duro) editando portadas, títulos, autores... gracias a la aplicación Calibre.

Ahora llevo una buena colección de relatos cortos y obras (de Clarke, Asimov, Bradbury, Heinlein, Lem, Niven, Pohl... en mi kindle, los libros que me acompañaron tantas veces. Y por ese motivo... ahora no paro de leer.

Y la deuda con mis libros olvidados ya está saldada. No volverán a estar solos. Vienen conmigo.

Mientras acabo esta entrada veo en el reloj de mi ordenador que pasan 75 minutos de las 12:00 de la noche del día 23 de Abril de 2014, día del libro.

domingo, 13 de abril de 2014

¿Para qué sirven las palabras?

 



He visto este vídeo hoy en facebook. Gracias a él he recordado las ocasiones en las que se ha planteado en clase un tema porque alguno de mis alumnos tenía curiosidad en él, muchas veces sin tener que ver con lo que se estaba tratando en clase, ni de lejos tener que ver con la programación de la asignatura. Y de pronto recordé que me han "reprochado" que hablo mucho en clase. A muchos profesores se nos conoce como muy habladores cuando (y honestamente lo creo así) en la práctica lo único que queremos es que los pensamientos fluyan, que las ideas sean libres y no mueran antes de convertirse en palabras. Por cada idea original, por peregrina que sea, que nace en un aula, hay cientos de ellas que desaparecen si no las dejamos fluir. Esas ideas no nacidas son las que hay que lamentar.

Ayer, conversando con un amigo (padres los dos), preocupados por la educación de nuestros hijos, recordamos a un profesor nuestro, ya jubilado y al que tuve la suerte de ver hace poco en una cafetería. Se llama Gabriel, profesor de Física y Química y que fue profesor nuestro cuando ambos estudiamos C.O.U. (aunque en promociones diferentes). Lo recordamos porque era como esta profesora del vídeo, motivador, valiente, porque no dejaba de arremeter con lo que los alumnos le proponían y dar una respuesta a cada duda que se planteaba. Y recordamos a Pedro, uno de los profesores de matemáticas del centro, empezando con un "y vaya caña que daba" pero acompañado de "pero le preguntabas por lo que fuera y allí estaba él dándote una respuesta y si no te la daba al día siguiente". 

Esta entrada, las palabras que he reunido en ella, es/son para darle las gracias a Gabriel, a Pedro, a Dámaso, a Dionisio y a Tiscar y a todos los que tuve la suerte de que me dieran clase y a los que no tuve pero que conservo en mi recuerdo. Pero también esta entrada y estas palabras se las dedico y a mi profesora de Química de C.O.U. (la memoria no me deja recordar su nombre, pero no ha podido con su rostro) y con su ánimo dándonos clase.

Esta entrada también se la dedico a mis alumnos, de los que me he tenido que despedir demasiado pronto. En recuerdo de todas esas ideas que han podido nacer de sus mentes en mis clases, y de las que nacerán de ellos en el futuro, sólo os deseo que quien las escuche intente hacer que tengan respuesta y ayuden a otras a nacer.

Un abrazo a todos.