miércoles, 30 de abril de 2008

Valencias más comunes que podemos necesitar


A pesar de que en una tabla periódica vamos a encontrar la información más importante y que en internet hay mucha información al respecto, no quiero dejar de añadir un contenido que es una lista de valencias que suelo emplear en mis clases. Aprovecho este medio para que os sea más accesible. La podéis ver aquí (ya modificada).

En cualquier caso tenéis otro enlace en el hilo http://recursosccnn.blogspot.com/2008/04/valencias-de-los-elementos-qumicos.html con una lista completa.

lunes, 28 de abril de 2008

Catástrofes producidas por el hombre

Desde que el hombre empezó a desarrollar la industria, desde que el hombre intentó acomodar su entorno a sus necesidades, a su comodidad, el medio ambiente empezó a verse afectado por esos cambios. Durante mucho tiempo estos efectos no han sido apreciables, pero eso se ha terminado.

Nuestro planeta cada vez está más al límite de lo que es capaz de asumir como entorno natural sin que las especies de seres vivos que viven sobre él, en él o dentro de él se vean afectadas de forma apreciable. Por eso estamos observando cambios en el clima en general (precipitaciones, temperatura, deshielos, etc...) que debería avisarnos de ello.

Para colmo, el hombre es perfectamente capaz de provocar catástrofes de todo tipo. Como ejemplo de ello os pongo las siguientes:
  • desastre de Bhopal (India)
  • catástrofe de Chernobil (extinta U.R.S.S.)
  • catástrofe de Aznalcóllar (Andalucía, España)
Os propongo como actividad que, para cada caso concreto que os cito, busquéis en la red la respuesta a las siguientes preguntas:
  1. fecha de la catástrofe
  2. localización geográfica exacta
  3. tipo de catástrofe (nuclear, medioambiental, humanitaria, etc...)
  4. responsables de la catástrofe (nombre de la empresa y descripción, a qué se dedicaba)
  5. procedimiento empleado (si se puede conocer) para paliar los efectos en el medio ambiente
  6. estado actual del proceso de regeneración del entorno (si se ha podido vovler a la normalidad en el entorno afectado, etc...)
  7. ¿conoces algún suceso de similares características? Cítalo con referencias web (páginas donde se hable de ello).
Todo ello podrás entregarlo en papel o soporte informático, siempre siguiendo el esquema que te indico de siete preguntas. Procura ser lo más preciso posible en las respuestas, eso se valora.

Por último, el trabajo es voluntario. No dudéis que tendrá su reconocimiento el esfuerzo realizado.


Los recursos que podéis ver a continuación os pueden servir para buscar esa información.

  1. Desastre de Bhopal
  2. Accidente de Chernobil
  3. Desastre de Aznalcóllar

Enlace químico (I)

Os dejo es un mapa conceptual que preparé para 4º de la ESO.

Y su versión html


Sustancias puras y mezclas


















Aquí os dejo un mapa conceptual sobre esta unidad de sustancias puras y mezclas de 3º de la ESO

Además de la versión en html


sábado, 19 de abril de 2008

Acertijos



Vamos a plantearnos unas preguntas, algunas pueden parecer evidentes, pero lo que puede serlo encierra en el fondo una explicación razonable que hace que deje de serlo.


PREGUNTA 1:

¿Qué ocurriría si entrase en una habitación completamente llena de gas metano y encendiese una cerilla? ¿Por qué? Respuesta 1


PREGUNTA 2:

Usado todavía en la actualidad en algunos lugares del mundo, hay un antiguo invento que permite ver, sin dificultad, a través de las paredes. ¿Cuál es? Respuesta 2


PREGUNTA 3:

¿Qué palabra de cinco letras se acorta al añadirle cuatro letras más? Respuesta 3


PREGUNTA 4:

Este texto es distinto. Si se lee con detenimiento no es difícil percibir que tiene un estilo directo, que es de índole y condición diferentes. Es, como se ve, un documento poco común. En efecto, seguro que Vd. (con su enorme lucidez y precisión) descubre qué es lo que lo convierte en muy específico. ¿Qué es? Respuesta 4


martes, 15 de abril de 2008

Seguimos con el átomo.


Ya hemos visto en otro post anterior una actividad sobre la naturaleza eléctrica de la materia. Os pongo dos actividades similares en este enlace y en este otro sobre la naturaleza de la materia y las teorías sobre ella desde la antigüedad.

domingo, 13 de abril de 2008

Valencias de los elementos químicos

Ahora que estamos viendo formulación química, no viene mal que contéis con un recurso como éste. Es una lista de los elementos químicos con sus correspondientes valencias (también las más frecuentes), una reliquia, pues la conservo desde que que estudiaba la carrera.

Archivos adjuntos:



Valencia de los elementos químicos corregida
Este QR-Code está realizado en una aplicación de Android generadora de código QR.

NOTA: QR-Code actualizado a 01/11/2011

sábado, 12 de abril de 2008

Características eléctricas de la materia


Ya los antiguos griegos sabían que bastaba con frotar los materiales adecuados entre sí para producir algo que ellos dieron en llamar electricidad, pero aunque es una historia apasionante es mejor dejarla para otro momento. Ahora nos vamos a centrar en un pequeño ejercicio que nos permitirá conocer nuestros conocimientos iniciales sobre el tema, la naturaleza eléctrica de la materia, como siempre, pinchando en este enlace.

Aproximación al trabajo científico

Aquí os dejo el enlace de una actividad que sirve de introducción al método científico. Este contenido de 3º de la ESO es la primera vez que se ve en el currículo de secundaria. Por ello no me parece mala idea dedicarle un pequeño ejercicio. Os dejo el enlace aquí


PD: Me gusta acompañaros el tema del blog con una imagen alusiva, y me parece que como ejemplo de trabajo científico podíamos pensar en el que realizó Darwin.

jueves, 10 de abril de 2008

Sustancias puras y mezclas


Esta es una actividad complementaria a las que tenéis en el libro de texto. Es un crucigrama sobre sustancias puras y mezclas; podéis hacerlo pinchando en este enlace y en este otro. Otro material adicional es una pequeña biografía que recopilé hace tiempo. Podéis leerla aquí.

miércoles, 9 de abril de 2008

Lectura recomendada

Reproduzco aquí un texto para trabajar con él en el aula. Lo he extraído de uno de los artículos de Isaac Asimov publicados bajo el título "Los lagartos terribles y otros ensayos científicos" en concreto el capítulo titulado "El metal predicho". Realizaremos una lectura comprensiva y contestaremos una serie de preguntas.

El metal predicho

Recibo a menudo cartas de lectores que intentan escrutar los misterios de la naturaleza, encajando hechos, reales o supuestos, en cualquier tipo de esquemas. Muy frecuentemente esos lectores no son profesionales ni expertos en el tema que pretenden investigar. Mi primer impulso es entonces dar de lado esos intentos, pero nunca acabo de atreverme. Siempre medito la respuesta y, aun después de convencerme de que están totalmente equivocados, procuro contestarles con toda cortesía. Al cabo, ¿quién puede estar seguro? Y yo siento especial horror a pasar a la historia de la ciencia como «el que se rió del gran Fulano».

Ahí está, por ejemplo, «el que se rió de Juan Alejandro Reina Newlands». ¡Cuánto me gustaría señalarle con el dedo de la sátira, si no fuese porque ignoro su nombre!


Nació Newlands en 1837, de padre inglés y madre italiana; y recordó su ascendencia materna lo bastante para luchar en 1860 junto a Garibaldi, por la unificación de Italia. Le interesaban a la vez la química y la música, y terminó en químico industrial, especialista en refinar azúcar. En sus ratos libres dedicaba su atención a los elementos químicos.


Daban que cavilar los elementos en aquellos días. En 1864 eran conocidos unos sesenta distintos, de todas clases, tipos y variedades. Pero en su lista no se notaba lógica ni orden. No parecía haber modo de predecir cuántos elementos existirían en total, y nadie podía asegurar entonces que no hubiese infinitos. Los químicos estaban cada vez más preocupados por eso. Si había enorme número de elementos de todas clases, el Universo resultaría de una inabarcable complejidad.


Pero entre los científicos es casi artículo de fe que el Universo es ordenado y básicamente sencillo. Tenía que haber, por tanto, alguna manera de encontrar orden y sencillez en la lista de los elementos. Pero ¿cómo?


Newlands se entretenía barajando los elementos de distintas maneras. En las décadas anteriores los químicos habían ido determinando cuidadosamente los pesos atómicos de los elementos, es decir, las masas relativas de los distintos átomos, y esas cifras parecían ya fijadas con razonable precisión. ¿Por qué, pues, no ordenar los elementos por sus pesos atómicos?


Newlands lo hizo; después los dispuso en una tabla de siete elementos de anchura. En la fila superior puso los siete de menor peso atómico; en la segunda, los siguientes, etc. Le pareció a Newlands que, al hacerlo, ciertos grupos de elementos de propiedades muy parecidas quedaban formando columnas, y que eso era significativo.


¿Sería que las propiedades de los elementos se repiten en períodos de siete? Sus aficiones musicales le llevaron irresistiblemente a recordar que las notas de la escala se ordenan en grupos de siete. La número ocho -la octava- es casi un duplicado de la primera. En otros términos, las notas se repiten en octavas. ¿No ocurriría lo mismo con los elementos?

Consignó, pues, Newlands sus resultados en un artículo, que presentó a publicación a la Sociedad Química Inglesa. Llamaba a su descubrimiento «la ley de las octavas».

La Sociedad lo rechazó con desdén, como hubiese hecho de seguro si yo le hubiese propuesto publicar uno de mis ensayos sobre especulaciones científicas. Mas algo de razón había para rechazarlo, pues hay que reconocer que la tabla de Newlands era harto imperfecta. Aunque algunos elementos muy parecidos quedaban en columna, también lo hacían otros sumamente distintos.


Pero yo estoy seguro de que a la Sociedad lo que realmente le molestó fue la simple idea de jugar con los elementos. Ya lo de ponerlos por orden de pesos atómicos pareció una artimaña trivial; y un sabihondo (el químico a quien aludía yo al comienzo de este artículo) preguntó a Newlands por qué no ensayaba poner los elementos en orden alfabético, a ver qué clase de tabla conseguía amañar así. Es de esperar que ese gracioso viviría lo suficiente para tener que tragarse sus palabras; le bastaba con vivir once años.


Realmente, dos años antes, ignorándolo Newlands por completo, un geólogo francés, con el imponente nombre de Alejandro Emilio Beguyer de Chancourtois, ensayó también ordenar los elementos por pesos atómicos. En vez de formar una tabla, imaginó la lista de los elementos arrollada helicoidalmente a un cilindro. De ese modo vino a deducir casi los mismos resultados que Newlands con su tabla, pero no con tanta sencillez, ni mucho menos.


Beguyer escribió un trabajo sobre el asunto, incluyendo un detallado diagrama para mostrar cómo quedaban los elementos en su cilindro. Ese trabajo se publicó en 1862, pero el diagrama se omitía, por complicado, lo cual hacía imposible seguir el artículo; tanto más, cuanto que Beguyer de Chancourtois era un escritor mediocre, que hacía uso libre de términos geológicos, nada familiares para los químicos. Su artículo quedó completamente ignorado.

A riesgo de hacerse objeto de burlas, algunos químicos siguieron intentando establecer orden en la lista de los elementos. Cerca del 1870 lo intentaron independientemente dos; a saber, el alemán Julio Lotario Meyer y el ruso Dmitri Ivanovich Mendeléev.

Habían transcurrido cinco años desde Newlands y ahora se afinaba más. Tanto el alemán como el ruso ordenaron los elementos por pesos atómicos, pero ambos se guiaban también por otras propiedades atómicas. Sin entrar en más detalles, diré que Meyer hacía uso del volumen atómico y Mendeléev de la valencia.


Los dos notaron que cuando los elementos se disponían por orden de pesos atómicos, las demás propiedades, tales como el volumen atómico y la valencia, subían y bajaban ordenadamente. Reconocieron también que el período de subida y bajada no comprendía siempre el mismo número de elementos; al comienzo de la lista el período era de siete elementos, pero después se hacía más largo. Uno de los errores de Newlands fue empeñarse en mantener invariable la longitud del período, pues ello contribuyó a hacer inevitable que cayesen en la misma columna elementos dispares.


Tanto Meyer como Mendeléev consiguieron publicar su trabajo. Mendeléev logró hacerlo imprimir antes y lo publicó en 1869, mientras que Meyer lo publicó en 1870. Era de esperar que, aun así, saliese perdiendo Mendeléev, pues, en general, los químicos europeos no entendían el ruso, y los descubrimientos rusos solían quedar ignorados; pero Mendeléev fue lo bastante previsor para publicar en alemán.


Así y todo, los dos podían haberse repartido el crédito, si no hubiesen seguido orientaciones tan distintas. Meyer era tímido. Nada deseoso de comprometer su carrera científica adelantándose demasiado a las líneas frontales, presentó sus conclusiones en forma de gráfico, que relacionaba el volumen atómico al peso atómico. No aventuró interpretaciones; dejó hablar por sí mismo al gráfico, que habló en voz muy baja.


En cambio Mendeléev construyó una verdadera «tabla periódica de los elementos», como había hecho Newlands, en la cual las diversas propiedades variaban de modo periódico. A diferencia de Newlands, Mendeléev se negó a consentir que ninguna columna contuviese elementos dispares. Si un elemento parecía ir a caer en una columna que no le cuadraba, lo corría a la siguiente, dejando un hueco.


¿Cómo explicar esos vacíos? Mendeléev indicó audazmente que era bien obvio que no todos los elementos estaban descubiertos aún, y que cada vacío correspondía a un elemento por descubrir. Newlands no había contado con elementos aún desconocidos. En cuanto a Meyer, su gráfico estaba arreglado de manera que no había huecos; y él mismo confesó más tarde que nunca hubiese tenido el valor de razonar como Mendeléev.


Éste llegó a afirmar que hasta podía predecir las propiedades de los elementos desconocidos, fijándose en las propiedades de los demás elementos de la columna en que estaba el hueco. Escogió en particular los huecos que quedaban bajo los elementos aluminio, boro y silicio, en sus tablas primitivas. Esos huecos, dijo, indican elementos por descubrir; los llamó provisionalmente «eka-aluminio», «eka-boro» y «eka-silicio».


(Eka en sánscrito significa «uno», así que el nombre quiere decir «el primer elemento bajo el aluminio, etc.». Como en sánscrito dvi es «dos», los dos huecos bajo el manganeso corresponderían al eka-manganeso y al dvi-manganeso. Estos son los únicos casos que conozco, en que se ha usado el sánscrito en la terminología científica.)

Las cuestiones son las siguientes:
1.- Cuáles eran las diferencias más visibles entre la agrupación de elementos químicos de Newlands y la de Mendeleiev.
2.- Localiza en la red los elementos que ubicó en los huecos Mendeleiev y detalla sus propiedades.
3.- Investiga otras alternativas de agrupamiento de los elementos de la tabla periódica (en el ejemplar de Abril de 2008 de la revista mensual Investigación y Ciencia hay varios ejemplos con sus justificaciones (puedes localizarlo en una biblioteca).

PD: La imagen de la Tabla Periódica ha sobrevivido al paso del tiempo (la ví por primera vez hace más de 15 años) y sin embargo sólo ha necesitado adaptarse a los tiempos que vivimos, pasando a la redy en colores, para verla más atractiva. Un saludo.

Empezamos

Vamos a comenzar esta andadura con una lectura que recomiendo para introducirnos en la historia de la Tabla Periódica de los elementos químicos. Encontraréis enlaces a Wikipedia con contenidos relativos al tema. Más adelante iré introduciendo otros contenidos, en función de las unidades trabajadas.

Nota: para que encontréis los contenidos de vuestro curso, debéis seguir las etiquetas de entrada que encontraréis al pie de cada tema del blog y en el margen izquierdo de la página. Así, un alumno de 1º de ESO buscará la etiqueta 1ESO en los temas tratados, además de cualquier otra etiqueta asociada a un contenido concreto. Por ejemplo, si busca los contenidos añadidos para trabajar los animales de 1º de la ESO, buscarás la etiqueta 1ESO, o la etiqueta actividades_1ESO o contenidos_3ESO, dependiendo que sea una u otra cosa.