martes, 19 de enero de 2010

Bajo el signo de mercurio

Reproduzco aquí un artículo sobre contaminación medioambiental que he leído este mes en la revista mensual National Geographic España (los datos al pie del artículo). No me gusta reproducir contenidos literalmente en mi blog, pero me ha parecido tan interesante que bien merece la pena hacerlo por esta vez, por eso os lo dejo aquí.

Bajo el signo de mercurio

¿Por qué el colimbo grande (gavia immer) actúa a veces de modo tan extraño? La culpa es del mercurio. Estudios sobre los colimbos grandes en Estados Unidos y Canadá revelan que esta sustancia tóxica está presente en el cerebro y el cuerpo de estas aves en concentraciones peligrosas, lo cual provoca trastornos en el comportamiento y la fisiología de estos animales y podría poner en peligro sus poblaciones.



El mercurio es un metal presente en la naturaleza, pero algunas actividades industriales como la combustión de carbón emiten más del doble del que se haya en estado natural. En las vías fluviales puede convertirse en metilmercurio, aún más dañino, penetrar en la cadena alimentaria y biomagnificarse en cada uno de los eslabones de la cadena alimentaria. Al ingerir peces contaminados, los colimbos se encuentran entre las especies más castigadas. El biólogo experto en conservación David Evers y sus colegas han llegado a la conclusión de que las aves con elevados niveles de metilmercurio ponen huevos mas pequeños, buscan alimento con menos frecuencia y anidan menos tiempo, lo que determina un 41% menos de polluelos maduros. Otros estudios demuestran que los individuos que sufren una intoxicacion muy elevada no procrean, o llegan a desarrollar en las alas un plumaje anómalo que les impide volar.


Por supuesto, los colimbos grandes no están solos: el metilmercurio también afecta a otros muchos piscívoros: desde las nutrias hasta las águilas y los humanos. “Si les sucede todo esto a los colimbos, ¿qué nos pasará a nosotros?”, se pregunta Evers.-


Autora: Jennifer S. Holland
National Geographic España
Fascículo: Enero 2010