He visto este vídeo hoy en facebook. Gracias a él he recordado las ocasiones en las que se ha planteado en clase un tema porque alguno de mis alumnos tenía curiosidad en él, muchas veces sin tener que ver con lo que se estaba tratando en clase, ni de lejos tener que ver con la programación de la asignatura. Y de pronto recordé que me han "reprochado" que hablo mucho en clase. A muchos profesores se nos conoce como muy habladores cuando (y honestamente lo creo así) en la práctica lo único que queremos es que los pensamientos fluyan, que las ideas sean libres y no mueran antes de convertirse en palabras. Por cada idea original, por peregrina que sea, que nace en un aula, hay cientos de ellas que desaparecen si no las dejamos fluir. Esas ideas no nacidas son las que hay que lamentar.
Ayer, conversando con un amigo (padres los dos), preocupados por la educación de nuestros hijos, recordamos a un profesor nuestro, ya jubilado y al que tuve la suerte de ver hace poco en una cafetería. Se llama Gabriel, profesor de Física y Química y que fue profesor nuestro cuando ambos estudiamos C.O.U. (aunque en promociones diferentes). Lo recordamos porque era como esta profesora del vídeo, motivador, valiente, porque no dejaba de arremeter con lo que los alumnos le proponían y dar una respuesta a cada duda que se planteaba. Y recordamos a Pedro, uno de los profesores de matemáticas del centro, empezando con un "y vaya caña que daba" pero acompañado de "pero le preguntabas por lo que fuera y allí estaba él dándote una respuesta y si no te la daba al día siguiente".
Esta entrada, las palabras que he reunido en ella, es/son para darle las gracias a Gabriel, a Pedro, a Dámaso, a Dionisio y a Tiscar y a todos los que tuve la suerte de que me dieran clase y a los que no tuve pero que conservo en mi recuerdo. Pero también esta entrada y estas palabras se las dedico y a mi profesora de Química de C.O.U. (la memoria no me deja recordar su nombre, pero no ha podido con su rostro) y con su ánimo dándonos clase.
Esta entrada también se la dedico a mis alumnos, de los que me he tenido que despedir demasiado pronto. En recuerdo de todas esas ideas que han podido nacer de sus mentes en mis clases, y de las que nacerán de ellos en el futuro, sólo os deseo que quien las escuche intente hacer que tengan respuesta y ayuden a otras a nacer.
Un abrazo a todos.